Un cultivo es, por definición, la cría y explotación de seres vivos con fines industriales, económicos o científicos.

Por lo tanto, cuando hablamos de un cultivo forestal se sigue manteniendo esa premisa, en definitiva, es una plantación de especies vegetales de interés comercial. Generalmente especies de la misma edad, alineadas para facilitar su explotación y suelen estar constituidos por especies alóctonas, que son aquellas cuyo origen está fuera de su área geográfica natural.

¿Qué diferencia un bosque de un cultivo forestal?

Aunque todos conocemos el significado o definición de bosque, muchas de sus funciones en la naturaleza pueden pasar inadvertidas pese a su gran importancia para la vida. A diferencia de un cultivo forestal un bosque genera entre dos y tres veces más oxígeno que cualquier otro tipo de cultivo de igual superficie; igualmente acogen una gran diversidad de especies vegetales generando una biodiversidad de difícil obtención en un cultivo forestal donde las especies a cultivar son seleccionadas con el fin de obtener beneficio.

Generalmente estos cultivos agrupan especies iguales según sea el interés de la explotación dificultando por tanto tal biodiversidad en lugar de contribuir a su desarrollo. Debido a esta vital diferencia en su constitución los cultivos forestales se plantean más como un problema que como una solución, ya que en muchos casos son ubicados habitualmente en lugares que previamente estaban ocupados por bosques, causando una reducción drástica de su terreno.

Debido a estas características y su uso desde los años 60, los cultivos forestales se conocen como “desiertos verdes”.

¿Qué es un desierto verde?

El término “desierto verde” fue acuñado en Brasil a finales de los 60, y se refería a un amplio monocultivo de plantaciones de árboles destinados a la producción de celulosa, ya en esos años el termino aludía directamente a las futuras consecuencias que ese tipo de cultivo podría tener en el medio ambiente.

En el proceso de cultivo forestal muchas veces se llevan a cabo practicas que tienen grandes consecuencias negativas, como, por ejemplo, una preparación del terreno que destruye la estructura del suelo, e igualmente una preparación de la zona que destruye la vegetación existente o los restos, como tocones, que de igual forma nutren el ecosistema. Todas estas características y prácticas del cultivo forestal generan una degradación progresiva del terreno, descensos en la materia orgánica y en los nutrientes y mayores tasas de erosión hídrica. En algunos casos, como el de la industria maderera, la extracción de forma intensiva y sin dejar los restos de poda no permite la reposición de los nutrientes del suelo.

Otro de los grandes problemas de los cultivos forestales es la introducción de especies que, si bien proporcionan los resultados esperados a la industria explotadora, muchas veces se componen de especies de carácter invasor, que perjudican directamente o indirectamente a las especies de la zona. Este tipo de cultivo es evidente tras un incendio.

En definitiva, el termino compara la escasa diversidad y dificultad para la vida de los desiertos con el resultado progresivo y el impacto que genera un cultivo forestal, obteniendo como resultado un terreno igualmente pobre, pero con hectáreas de verde a la vista.

¿Por qué plantar bosques autóctonos?

A diferencia de un cultivo forestal, un bosque es un ecosistema natural complejo, dominado por especies arbóreas autóctonas locales y su vegetación acompañante, animales, hongos y microorganismos del suelo. Estos elementos establecen entre sí interrelaciones perdurables en el tiempo, autoabasteciéndose sin necesidad de la intervención del ser humano y generando beneficios.

Regulan el ciclo del agua reteniendo y filtrando la lluvia de forma que amortiguan la perdida de suelo por erosión, igualmente influyen en el clima, en las zonas continentales más del 50% de la humedad del aire se debe al agua bombeada por las raíces y transpirada por las hojas de la vegetación. Cuando se talan los bosques el clima se hace más seco. Ayudan a regular la temperatura, producen oxígeno y ejercen una acción depuradora.

Todos estos beneficios al medio ambiente están relacionados entre sí, creciendo exponencialmente, por eso es muy importante proteger y conservar los bosques naturales, asegurarnos de su restauración y sostenibilidad; porque un cultivo forestal no puede darnos el mismo valor medioambiental, ni el mismo suelo, ni la misma vida.